jueves, 10 de octubre de 2019

Cuerpo como expresión y comunicación, comunión, límite.



- El cuerpo como la conjunción y la sinergía (ser y actuar) de espíritu y materia…
                - el hombre como microcosmos que incluye los cuatro modos de ser (mineral, vegetativo, animal, espiritual)
- Estamos en el mundo con una dimensión corporal, que nos sitúa y nos define: un rostro, una sexualidad, una contextura determinada...
- Nos manifestamos ante los demás con nuestra dimensión corporal, tanto en el ser (“estar ahí”) como en las diversas expresiones con que manifestamos nuestras ideas, sentimientos, decisiones…
- También nuestra corporalidad es expresión e instrumento de comunión: el saludo desde la distancia, el apretón de manos, el abrazo o el beso con los seres queridos; la unión de los esposos como culmen: la distinción de los sexos para la relación (semejante a lo trinitario: distinción y relación).
- Pero también manifiesta la distancia y la ausencia, opuestas a la comunión.
- Nuestra dimensión corporal establece espacios y relaciones (“el espacio entre nosotros”) como ámbitos de juego y de libertad, de cercanía o no…
- Mi cuerpo se ha originado desde otros cuerpos: los gametos de los padres, la gestación en el seno de la madre. El ombligo como signo permanente de ese origen… y de la independencia concedida.
- Volviendo sobre lo primero: no sólo estoy en medio de la naturaleza, sino que estoy atravesado dinámicamente por ella (el ejemplo del agua).[1]
- El cuidado del ambiente como cuidado de uno mismo y de los demás…
- El deterioro potencial del cuerpo como riesgo y el envejecimiento y la muerte como destino: la experiencia del límite y la pregunta sobre el más allá…


[1] Recambiamos  los átomos de nuestro cuerpo permanentemente, en un intercambio ininterrumpido con el ambiente, por medio de la respiración, la alimentación, etc. Tomemos sólo –como ejemplo– el caso del agua: el 70% de nuestro organismo es agua, y todos los días ingerimos y evacuamos agua. Siempre tenemos –mas o menos– la misma cantidad de agua, pero no las mismas moléculas; e impresiona pensar que esas moléculas de agua que hoy se dan cita en mí, han estado en mares y ríos, nubes y lluvias... ¡y en multutid de seres vivos (incluidos otros seres humanos)! desde hace millones de años. Mi cuerpo soy yo; pero los corpúsculos que lo componen, son bienes comunes